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Curar en condiciones extremas
El reto de construir hospitales en zonas desfavorecidas
Libro | X-Ray Architecture
Un casco para mi padre
29/03/19
- Arquitectura

El hospital de N’Djamena, la capital de Chad, donde ingresaron a Famou era un lugar desolador: habitaciones oscuras y malolientes, atestadas de pacientes y familiares; pasillos estancos e insalubres; pabellones de hormigón en un terreno árido y un calor sofocante: el diseño de hospitales no es una prioridad en algunos lugares del mundo. En su caso falló todo: la prevención, el diagnóstico y el tratamiento, pero lo que tampoco le ayudó fue yacer en un espacio desamparado de uno de los hospitales más pobres del planeta. Una historia que se repite en numerosos países donde la salud es precaria y la atención sanitaria es mínima.

“Un espacio digno puede marcar la diferencia en la calidad de la asistencia sanitaria en cualquier lugar del mundo”. Así define la misión de su equipo el arquitecto Christian Benimana, director de MASS Design Group. Con el hospital de Butaro, en Ruanda, demostraron que el diseño de hospitales puede ser una oportunidad para mejorar la experiencia del paciente y los resultados de los tratamientos. Proyectaron la instalación con el objetivo de mitigar y reducir la transmisión de la tuberculosis mediante una estudiada distribución de las estructuras, del flujo de tránsitos tanto de pacientes como de personal médico, además de facilitar la ventilación natural de los espacios.
Años después, aplicaron los mismos principios en el Centro de Tratamiento del Cólera en Haití, donde incorporaron un innovador sistema de depuración de aguas contaminadas, un elemento clave para combatir la propagación de la epidemia. Al igual que en el hospital de Ruanda, parte del trabajo fue llevado a cabo por profesionales del lugar, con recursos materiales propios de la zona, aumentando así la sostenibilidad de la construcción y favoreciendo la economía local.

Edificios resilientes
“Cuando hablamos de sostenibilidad en mi país se trata de encontrar material local, usarlo de forma sostenible e inspirar a otros a hacer lo mismo”, explica Francis Kéré, arquitecto nacido en Burkina Faso, al relatar cómo logró convencer a su gente de utilizar ladrillos de barro. “Para ellos, la modernidad está en las técnicas que vienen de fuera, pero si construimos con hormigón, la temperatura interior es insufrible”, explica en una entrevista. Ahora, algunas de las construcciones de Kéré, como el Centro de Salud en Léo, al sur del país, son conocidas popularmente como edificios “refrigerador”.
Materiales locales en el diseño de hospitales como respuesta a una climatología extrema. Soluciones innovadoras que permiten funcionar con recursos limitados. Mano de obra local en combinación con técnicas modernizadas. Pero sobre todo, estructuras perdurables.

Salvi Ros, arquitecto que trabaja para la organización Arquitectura Sin Fronteras (ASF), en Mozambique, conoce de primera mano lo que es construir en un país afectado recurrentemente por catástrofes naturales. “El último ciclón dañó la mitad de las unidades sanitarias de esta provincia”, explica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la gran inversión que realizan determinados países en infraestructuras sanitarias -los hospitales llegan a absorber hasta el 70% de los presupuestos del Ministerio de Sanidad- corre el riesgo de perderse si se destruyen o quedan dañados. En este sentido, Ros añade la necesidad de considerar el mantenimiento como otro aspecto clave en el diseño arquitectónico. “Hay centros sanitarios en la periferia llenos de placas solares averiadas, y es que si no hay dinero para la gasolina de la ambulancia, tampoco lo hay para pagar a un técnico”, ilustra Ros, haciendo un llamamiento a que los profesionales se empapen de la realidad profunda del lugar donde trabajan.
“Hay que dejar de priorizar los aspectos materiales y entender la psicología del espacio donde trabajamos, del lugar y de su gente.”
Integrar la cultura autóctona
La anécdota del proyecto en que se construyeron las letrinas orientadas hacia La Meca es un caso extremo pero real que ilustra la necesidad de que la arquitectura escuche a la población, dejando los prejuicios atrás y procurando entender en profundidad la psicología local, especialmente en contextos ajenos. Como explica en una entrevista el arquitecto Ole Scheeren: “Hay que dejar de priorizar los aspectos materiales y entender la psicología del espacio donde trabajamos, del lugar y de su gente”.
La ASF en Mozambique siguió estas premisas para la construcción de dos Centros de Atención Integrada para víctimas de violencia de género. “Utilizamos ladrillo, paja y chapa en las cubiertas para reproducir la estructura de las casas tradicionales. Pensamos que el hecho de sentirse en un espacio reconocible podía ayudar a reducir el estrés postraumático de las víctimas”, comenta Ros.
Para Paul Cabrera, asesor de construcción y refugio de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), es prioritario en el diseño de hospitales crear estructuras que mejoren la calidad del servicio. Contemplando criterios como la durabilidad, los aspectos legales, el tipo de edificio en función del perfil del paciente – “no es lo mismo proyectar un centro nutricional para niños en avanzado estado de vulnerabilidad que un centro de salud para refugiados” – y, sobre todo, los recursos humanos para su ejecución. Los equipos de MSF trabajan en las condiciones más adversas, poniendo especial énfasis en la flexibilidad de las instalaciones.

“Cualquier hospital debería contemplar la posibilidad de ser ampliado con carpas o módulos adicionales, o tener espacios polivalentes que puedan transformarse en caso de emergencia. Incluso tener en cuenta la posibilidad de aislar zonas si hay un brote epidémico”, describe Cabrera.
Esta exigencia de flexibilidad, tanto de servicio como de emplazamiento, impulsó a los equipos de MSF a proyectar una unidad quirúrgica móvil para atender a los heridos de guerra sobre el terreno. Es el denominado MUST, un robusto tráiler con varias cabinas, capaz de soportar las duras condiciones del campo de batalla. «Apenas se tardan unas horas en desplegarlo y en él se pueden llevar a cabo cirugías complejas con estándares de asepsia prácticamente comparables a los aplicados en Europa», apunta Paul Cabrera.
La arquitectura, la ingeniería, el diseño y la creatividad son llevados al extremo para crear espacios donde se pueda tratar a las personas en las condiciones más adversas.
Imagen principal: Butaro Hospital, de MASS Design Group. Foto © Iwan Baan