Un nuevo modelo de ciudad

Definiendo el marco para reimaginar la ciudad

Después de la Segunda Guerra Mundial, pensar acerca del futuro adquiere el carácter sistemático y riguroso que hoy caracteriza a la prospectiva o estudios del futuro. El término «prospectiva» fue acuñado por el filósofo francés Gastón Berger en los años cincuenta, quien la definió como «la ciencia que estudia al futuro para comprenderlo y poder influir en él». Cuenta con un conjunto de herramientas para anticipar y reimaginar el futuro, facultándonos para navegar la complejidad y ser agentes activos en la construcción de un mundo diferente y un porvenir más auspicioso.

La ciudad, la polis, lleva más de 10.000 años de vida desde sus inicios, desde ese momento ha sido el escenario de las actividades humanas. Un escenario que naturalmente, a partir de las vicisitudes del tiempo se ha ido transformando. Esta transformación ha tenido la capacidad de expresar un lenguaje. El lenguaje de cada tiempo, de cada época, sociedad y cultura. Un linaje variado, ecléctico, yuxtapuesto de intenciones, sueños, contradicciones, utopías y visiones. Un ámbito de gran tensión y equilibrio entre múltiples impresiones.

Vista de una estación en la ciudad de Buenos Aires.

Polo Ferro Cultural y Archivo General Ferroviario de la Estación Francisco Álvarez,  Buenos Aires, Primer premio, Concurso nacional, 2022. Imagen © Juan Martín Flores/SMF Arquitectos

En este último tiempo este escenario de ciudad se vio particularmente afectado por la pandemia, un evento de carácter global que genero una marca, una grieta, entre un antes y la posibilidad de un después, e inclusive aun, un mientras tanto.

Una ciudad con espacios apiñados unos con otros tanto en horizontal como en vertical dificultaron fuertemente la noción de una convivencia entre todos; Una ciudad concentrada que se vio obligada a repensarse en el contexto de una marcada descentralización poblacional en búsqueda de refugio y nuevos escenarios, abiertos y naturales. En este sentido nuestro escenario lo encontramos por momentos demasiado pequeño para relacionarnos, en definitiva una convivencia más de tipo individual, de auto sustentación, aislados, donde el núcleo societario paso a ser nuestra propia familia.

Parque Salguero en la ciudad de Buenos Aires.

Parque Salguero, Buenos Aires, Proyecto seleccionado, Concurso nacional, 2020. Imagen © Juan Martín Flores/SMF Arquitectos

Reimaginar la ciudad supone una oportunidad para volver a pensar en cada uno de los elementos que la componen y como estos pueden volver a interrelacionarse y así redefinirse como tal, logrando una ciudad más igualitaria, más integrada, más democrática, más funcional. Un conjunto de capas de información que nos permiten individualizar potencialidades y problemáticas como marcas de definición en la noción de un reimaginar.

En el pensamiento de Berger se encuentra una idea que ha adquirido especial relevancia en el mundo de hoy: pensar sistemáticamente acerca del futuro permite no solo influir en él sino, más aún, dar sentido al presente. Pensar el futuro es una habilidad estratégica que no solo puede aprenderse, sino que, además, aporta herramientas esenciales para tomar decisiones en el ahora y construir el porvenir, en lugar de ser meros espectadores y víctimas del devenir de los hechos.

Una redefinición de las áreas centrales con mayores ámbitos verdes y encuentros con lo natural y una reversión de las áreas periurbanas/rurales con la apuesta de un mayor espacio publico e infraestructura de calidad, puedan llegar a ser parte de las claves del reimaginar.

Centennial Pavilion in the city of Buenos Aires.

Pabellón del Centenario and its surroundings, Palermo, Buenos Aires, First Prize, National Competition, 2019. Image © Juan Martín Flores/SMF Arquitectos

Por otro lado la palabra «re», supone volver a proyectar lo ya proyectado y la palabra «imaginar» propone, literalmente, una ensoñación despierta, sobre un mundo nuevo, sorprendente, gratificante, analítico y también innovador. Tal vez sin quererlo el proyecto trae consigo, en su génesis, todo aquello que busca el «reimaginar», por momentos una función, una actividad, un lugar. Pensar que proyectar es igual a reimaginar, nos acerca a la idea de que, proyectando una nueva ciudad, estamos también de alguna forma reimaginándola.

Vivimos realidades paralelas en un mismo tiempo relativo y absoluto a la vez: la del aquí y ahora (estoy aquí conmigo mismo), la virtual (conectados en redes 24 horas 360 días al año) y también aquella que proyectamos… esa que hemos sabido, con virtuosismo, domesticar en nuestro caso en gran medida a fuerza de entusiasmo. Ver aquello que aún no está y desde ahí poder construir reimaginándonos un mundo nuevo.

Devenido en un tiempo de grandes eventos como la comunicación virtual, la relación global, un crecimiento urbano acelerado y un tiempo post pandemia como venimos nombrando, hoy las ciudades nos comprometen a pensarlas como factores de cambio, de eventual transformación, donde reside una gran complejidad e intensidad de factores superpuestos y contrapuestos donde múltiples intereses intervienen tanto en el ámbito público como privado. La posibilidad de una nueva construcción, de una nueva ciudad, nos define el marco para imaginar, reimaginar, nuevas expectativas acerca de aquello que podemos pensar como modelo de intervención o nuevos parámetros de definición urbana que abonen en la idea de un nuevo modelo de ciudad.

Imagen principal: Polo Ferro Cultural y Archivo General Ferroviario de la Estación Francisco Álvarez,  Buenos Aires, Primer premio, Concurso nacional, 2022. Imagen © Juan Martín Flores/SMF Arquitectos