Un puente entre mentes y máquinas

Durante siglos, los dibujos arquitectónicos han servido de puente instintivo entre lo conceptual y lo tangible, combinando de forma singular capas técnicas y artísticas. Tal como explico en mi libro Drawing Attention: Architecture in the Age of Social Media, la década de los 70, marcada por la inestabilidad económica y los cambios de paradigma, pusieron de relieve el importante papel de estos dibujos. Los arquitectos de renombre de aquella época recurrieron al arte como medio de supervivencia y como oportunidad para transmitir al mundo sus fantasías y visiones espaciales, alterando así la percepción pública y elevando los dibujos arquitectónicos al prestigioso ámbito del arte visual. Obras fundamentales como Five Architects e innovadoras exposiciones comisariadas por figuras influyentes como Arthur Drexler y Leo Castelli catalizaron el renacimiento de los dibujos arquitectónicos. Este movimiento dio paso a una nueva era en la que los dibujos eran apreciados por su valor estético y venerados como poderosos canales de expresión intelectual, fusionando los campos del arte y la arquitectura de una forma totalmente novedosa.

Paralelamente a esta evolución histórica, la revolución digital dio lugar al «Internet de las cosas», lo que complicó aún más el discurso en torno a los dibujos arquitectónicos. La creciente demanda de eficiencia del modernismo fue acogida con entusiasmo gracias a los nuevos programas informáticos y a la proliferación de herramientas digitales. Así, la dimensión digital suscitó preguntas apasionantes sobre el futuro del dibujo arquitectónico como forma de arte y factor de influencia en la pedagogía y la práctica. Sin embargo, la era digital también generó oportunidades sin precedentes para la innovación y la colaboración, impulsando al sector de la arquitectura hacia territorios inexplorados de creatividad y eficiencia, en los que los límites de la imaginación se ampliaban constantemente. Es probable que esta cultura experimental del dibujo facilitada por la rápida evolución tecnológica contribuyera a las oleadas de edificios y pensamientos vanguardistas.

En este contexto, la integración de la inteligencia artificial (IA) en las prácticas arquitectónicas representa un punto de inflexión en esta narrativa evolutiva. La IA generativa ha surgido como una fuerza transformadora que acorta drásticamente la distancia entre la mente y la máquina. En el mejor de los casos, este avance tecnológico permite a los diseñadores de las industrias creativas incorporar la esencia de lo artesanal y los procesos de diseño centrados en el ser humano a herramientas y flujos de trabajo impulsados por la IA, dando lugar a una nueva clase de prácticas.

 

Sin embargo, la democratización de estas herramientas y la accesibilidad generalizada de la tecnología de IA también han introducido retos significativos. En particular, pueden dar lugar a una devaluación del trabajo creativo en un mercado cada vez más impulsado por la eficiencia y la reducción de costes, que la IA no hará sino exacerbar. Para orientarse en este panorama cambiante, los estudios de arquitectura se ven obligados a redefinir sus propuestas de valor. Aunque la posible evolución de estos estudios no está aún definida, los que se inclinan más hacia el papel de artistas tendrán que generar una nueva producción creativa mejorada, multimodal y multisensorial, impulsada por el trabajo humano en formas que sólo la IA permite. Esto les ayudaría a imponerse en un mercado cada vez más competitivo. Por su parte, los estudios que se inclinan por la inteligencia y la eficiencia logísticas podrían centrarse en desarrollar conjuntos de datos más potentes y herramientas singulares impulsadas por la IA que los hagan destacar como centros hiperinteligentes para la resolución de problemas. Sea cual sea la combinación de estos enfoques, de cara a la práctica futura, tengo claro que la IA repercutirá en todos los aspectos del proceso de diseño. Esto ofrece oportunidades muy diversas para replantear el papel de arquitectos y diseñadores en la sociedad.

En mi libro Drawing Attention también defiendo que las redes sociales son extremadamente beneficiosas para catalizar la innovación, crear un escenario global para el discurso arquitectónico y, a su vez, aumentar nuestra propuesta de valor a todos los niveles, desde el individual hasta el organizativo. El intercambio instantáneo y la visibilidad de ideas y proyectos fomentan una cultura digital de innovación continua, que abarca desde los licenciados sin experiencia hasta las mayores empresas del mundo. Actualmente, gracias al auge de la IA generativa y a este nuevo renacimiento de investigadores, profesionales, estudiantes y entusiastas de la arquitectura que comparten su desarrollo de novedosas aplicaciones de la IA y creaciones impulsadas por la IA, nuestro lugar como innovadores en la escena mundial seguirá creciendo.

Siendo testigos de la encrucijada actual entre la historia y los nuevos paradigmas digitales de nuestro futuro, creo que la producción creativa experimentará un cambio radical hacia nuevos flujos de trabajo o semiautomatización basados en la IA y dirigidos por el ser humano, lo que tal vez genere una percepción diferente de lo artesanal. En esta era floreciente, la distinción entre el trabajo humano y la automatización será cada vez más difusa, dando lugar a todo el espectro del ingenio mente-máquina para las industrias creativas en general. Esta simbiosis entre la creatividad humana y los avances tecnológicos, en la que las ideas intangibles se convierten en construcciones tangibles, anuncia un futuro en el que el sector de la arquitectura no solo se enfrentará a los retos de la era creativa de la IA, sino que podría liderarla.

Imagen principal: Flexible ideation (Conceptualización flexible), del boceto al render y el potencial iterativo del arte de la IA. Imagen © Hamza Shaikh

Vídeo: Vanishing Points: The Socio-Digital Era of Architecture, Hamza Shaikh. Con la colaboración del Drawing Matter Archive y Roca London Gallery. Una película de Khizr Studio