¿Cómo crear museos adaptados a la infancia?

Zonificación, cocreación y confort: lo necesario para incluir a los más pequeños en nuestras galerías

Si pensamos en un museo, lo primero que nos viene a la cabeza son hileras de vitrinas de cristal, galerías silenciosas como capillas y un bosque de letreros de «No tocar». Este diseño tradicional de los museos ha sido una barrera para las familias, al demandar un silencio reverencioso mientras se deambula por las salas repletas de oscuros objetos poco atractivos. Pero en la última década, los museos británicos han realizado grandes esfuerzos para resultar más acogedores para las familias. Desde que hace diez años mi joven familia fue expulsada de la exposición sobre los aztecas en la Royal Academy de Londres por ser «demasiado ruidosa», lo cual me llevó a fundar la organización benéfica Kids in Museums, los museos han trabajado arduamente para atraer e incluir a todas las edades, por ejemplo, a través de la zonificación. El museo aburrido y silencioso de nuestra imaginación está cambiando.

Algunas de las barreras tradicionales tienen fácil solución. Los taburetes facilitan el acceso a los niños a las vitrinas más altas. El año pasado, la National Gallery de Dublín, Irlanda, realizó la prueba de reducir la altura de algunas de sus obras, lo que permitió disfrutar de la exposición a aquellos que miden menos de un metro y veinte centímetros. Pero la opción de poder ver los objetos no es suficiente. Es necesario llevar a cabo mayores transformaciones de tipo cultural y de diseño para garantizar un compromiso a largo plazo y la retención de los niños como visitantes de los museos.

Existen diferentes formas de abordar este cambio cultural. La más común es la zonificación, que consiste en crear áreas especiales dentro de los museos donde los niños pueden tocar, sentir y jugar. La galería Big Art for Little Artists en la Walker Art Gallery de Liverpool fue la primera en aplicar este enfoque hace casi diez años, creando un área diferenciada para los menores de 8 años con actividades prácticas, la utilización de disfraces para imitar a los personajes de los cuadros y marionetas. Pero lo que ha hecho tan popular a la galería Big Art no han sido sus actividades especiales, sino cómo está conectada con las demás galerías. Las marionetas también estaban inspiradas en los personajes de los cuadros expuestos en todo el museo. Unas huellas sobre el suelo de la galería guiaban a los niños fuera de Big Art y hacia el resto del edificio, de manera que pudieran buscar al personaje de la marioneta entre los grandes maestros. Si entramos en la Walker, veremos a una niña de seis años con una marioneta de Enrique VIII en la mano, hablándole al monarca que aparece en el cuadro de Holbein frente a ella.

 

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CASTILLO DE NORWICH, REINO UNIDO. IMAGEN © DEA BIRKETT

La zonificación ha sido adoptada por la gran mayoría del sector museístico, incluyendo el aclamado Wonderlab en el Science Museum de Londres y el Science Media Museum en Bradford, una galería interactiva para niños con un enfoque práctico y basado en la experimentación. Está previsto expandir este concepto al National Railway Museum en York, también parte del Science Museum Group.

Otra manera diferente de abordar el diseño es colocar diversas actividades de tipo práctico y centradas en el público infantil por todo el museo, en vez de confinarlos a una galería específica. Los cestos con disfraces, los objetos que deben tocar, los rompecabezas para resolver y cajas que hay que olfatear son cada vez más comunes junto a las vitrinas de los museos. Puede ser una opción polémica, abriendo el museo a las acusaciones de «bajada de nivel» al incluir actividades simples en galerías serias. Cuando el Weston Park Museum en Sheffield incluyó un ruidoso «cuadro parlante» al lado de un retrato, algunos críticos sintieron escalofríos. Pero para incluir verdaderamente a los niños en un museo, debe pertenecerles a ellos tanto como a los adultos apreciadores del arte. Un niño de cinco años no se colocará frente a una obra con las manos a la espalda y asintiendo con la cabeza, susurrará a su amigo: «Qué maravillosas pinceladas renacentistas». Ambos gritarán: «¡Guau!» ¿Y no es exactamente eso lo que queremos que hagan los jóvenes visitantes?

Para superar este conflicto de intereses, una tendencia al alza aboga por coproducir nuevos proyectos y exposiciones con los propios niños. La coproducción va más allá del museo presentando oportunidades para niños nada más acceder a él, dando confianza al propio museo de que se sentirán y estarán incluidos. Tanto el Manchester Museum como el Derby Museum están desarrollando sus galerías a través de la cocreación con diferentes comunidades. El trabajo con gente de corta edad puede ser todo un desafío para los diseñadores a la hora de generar nuevos espacios, ya que los profesionales pueden ser reacios a delegar el poder y el control. Pero, aunque los jóvenes no son profesionales, son expertos en lo que les divierte e interesa a la gente de su edad.

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ZONA PARA NIÑOS, YORK ART GALLERY, REINO UNIDO. IMAGEN © DEA BIRKETT

Los espacios cocreados son a menudo mucho más dinámicos que aquellos diseñados únicamente por arquitectos. Esto se produce porque la gente joven exige que sus respuestas se incorporen en lugar de ser simplemente añadidas. El panel omnipresente lleno de post-it localizado al final de la visita a un museo, donde recibimos un cuadrado fluorescente de pequeñas dimensiones para ofrecer nuestros comentarios, ya no puede ser considerado una consulta. El hecho de incluir el trabajo de la gente joven en una galería, el tener un objeto elegido por los jóvenes visitantes que ellos interpretan por sí mismos, o la formación de jóvenes guías, son diferentes formas de incluir sus voces en las historias de un museo.

En el fondo, los niños deben sentirse cómodos. Es interesante que, de los 20 puntos incluidos en el manifiesto “Niños en los museos”, apoyado por más de 800 museos en todo el Reino Unido, la mitad estén relacionados con el confort. Solo existen dos lugares en un museo que las familias visitarán con seguridad: la cafetería (si existe) y los baños. Así que a menos que aciertes en esto, no lograrás que la visita sea un éxito para ellos.

Pero el confort va más allá del ámbito físico. En un mundo en el que los jóvenes se enfrentan a continuos desafíos, los museos son un refugio. Tienes pocas posibilidades de ser atracado o amenazado en un museo; son lugares a los que podemos ir para sentirnos seguros. Pero para sentirnos protegidos, debemos estar a gusto y sentirnos incluidos. Con el enfoque y el diseño correctos, los museos pueden convertirse en esos lugares especiales.

IMAGEN PRINCIPAL: Martime Museum, Bedford, MA. Photo © Dea Birkett