El lujo liberador

De la libertad a través de la posesión a la libertad de acción

A finales de septiembre, decidimos alegrar nuestra anodina tarde con una visita al Museo Voorlinden. En nuestro recorrido por la excepcional colección, encontramos lo que a primera vista parecían dos cuencos de arroz gigantescos y resultaron ser una escultura de Ai Wei Wei. Lo que en un primer momento parecía ser el alimento más consumido en Asia, eran en cambio numerosas perlas naturales de gran brillantez. «Cuencos de perlas» nos enfrenta a una verdad incómoda: si bien reconocemos un símbolo tradicional de riqueza, el despliegue de una gran cantidad priva a las perlas de su lujoso y exclusivo atractivo. Por lo tanto, percibimos ese todo abundante como algo menos valioso. De alguna extraña forma, esta traducción visual nos recordó la compleja relación existente entre la sociedad y los productos y las mercancías de lujo, e incluso el mismo significado de lujo. 

Comercializando la riqueza

Antes de que la Revolución Industrial sacudiera los cimientos de la sociedad occidental, el significado de lujo estaba definido por la excepcionalidad, los viajes y la libertad para adquirir conocimientos. Durante el siglo XVIII y en épocas posteriores, muchos bienes considerados como lujosos o exclusivos, tales como las bombillas y el papel, pasaron a ser de uso común.

Si bien habían sido símbolos de la riqueza y el rechazo al trabajo manual, la producción industrial los convirtió en asequibles para casi todos los estratos de la sociedad. Esto significó un alejamiento de la riqueza y el estatus de las personas que en un primer momento habían tenido la capacidad de comprarlos. Al mismo tiempo que mejoraban las condiciones de vida de las clases más bajas, también lograban que grandes segmentos de la población se sintieran parte de la grandeza de un nivel inalcanzable de la sociedad.

Más allá de lo necesario

Tras décadas y décadas de creciente producción en masa, impulsada por las tecnologías en constante evolución, esta mentalidad de la asequibilidad del pseudo-lujo continúa siendo la tendencia general del espíritu de la era tecnológica, y se relaciona en gran medida con el incremento de bienes (a menudo innecesarios). En las sociedades occidentales, la mayoría de las personas dispone de todo lo que necesita y de mucho más. Nuestras preocupaciones han pasado de centrarse en la falta de bienes a la ansiedad que nos causa el ritmo de producción de los mismos. En una cultura de abundancia material, la posesión de pertenencias como ingrediente clave del lujo se vuelve inútil. Asimismo, a medida que los debates sobre la sostenibilidad y el calentamiento global se vuelven cada vez más coloridos, no cabe duda de que la mencionada mentalidad orientada al lujo debe ser actualizada.

¿Pero cómo? Solemos burlarnos y criticar a los gigantes industriales por su enorme huella ecológica y no nos damos cuenta de que un gran porcentaje de los privilegios que disfrutamos en nuestras vidas son consecuencia del extraordinario tamaño de la industria. Poseemos productos que cubren la mayor parte de nuestras necesidades de comunicación y productividad y aun siendo omnipresentes, apenas nos damos cuenta de lo avanzados que son estos productos y de la ayuda que prestan a las personas. La pregunta que se plantea, por tanto, es: ¿cómo cambiamos nuestra mentalidad acerca de los bienes de lujo, si no los reconocemos como tales lujos? ¿Cómo podemos encontrar un significado de lujo que se ajuste más a nuestro tiempo?

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PIEDRA EN PROCESO. IMAGEN © RONALD SMITS

Rediseñando el lujo

Desde una posición crítica y a la vez colaborativa, con mayor frecuencia los diseñadores son designados para encontrar respuestas creativas a este tipo de urgentes y complejas cuestiones. Al tamizar las cenizas de un mundo materialista, buscan terreno fértil donde plantar sus ideas y nuevas formas de proporcionar una alimentación adecuada a través de estructuras colaborativas innovadoras.

Esta búsqueda es parte intrínseca del espíritu del colectivo de diseño Envisions, y puede ser ejemplificado en un proyecto en el que un grupo de miembros del colectivo han colaborado con el fabricante de hormigón Morssinkhof como parte del proyecto «piedra en proceso».

Impulsado por el ayuntamiento de Eindhoven, el objetivo de este proyecto era diseñar un tipo de pavimento innovador que se ajustara a la identidad de la ciudad, que fuera sostenible y tuviera una vida útil de al menos 40 años. Como el «proceso» de reflexión y creación es clave para Envisions, la estructura de la colaboración era clara: basándonos en un feedback abierto y constructivo, las partes involucradas debíamos desafiarnos mutuamente para tomar caminos no establecidos y cruzar de forma intencionada las fronteras de la estética, el significado, los procesos de producción, y las tecnologías que los acompañan.

Una vez finalizado el proceso creativo práctico, comenzamos una etapa de colaboración con Morssinkhof. Tras obtener acceso a la fábrica de Morssinkhof, los creativos de Envisions empezaron a trabajar conjuntamente con los trabajadores de la planta y el laboratorio para así poder compartir conocimientos de primera mano. Al hacerlo, fueron capaces de desafiar al propio proceso de producción y así dar lugar a nuevas posibilidades de diseño, que de otra forma no habrían sido posibles.

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VISITA A LA FÁBRICA DE MORSSINKHOF. IMAGEN © RONALD SMITS

Libertad colaborativa

Los diseñadores son capaces de destacar ingredientes que han sido relegados al olvido durante años a través de este trasfondo específico de creatividad práctica y pensamiento invertido. Cuando las grandes empresas permiten la entrada de fuerzas ajenas a sus instalaciones, se descubre un potencial sin explotar en sus productos, estructuras, sistemas y maquinaria.

Este enfoque facilita un tipo de lujo bidireccional: mientras un grupo numeroso de personas aprende a ver su entorno profesional con otros ojos, un grupo de jóvenes creadores recibe carta blanca para aportar su opinión y demostrar una visión especulativa sin condicionantes económicos o políticos.

Son capaces de enriquecer un bien cotidiano sin utilizar materiales preciosos, raros o con un alto precio, sino únicamente haciendo uso del valor colaborativo que en un momento dado será accesible para todos. En la era de estructuras, burocracias y sistemas rígidos y monolíticos, este tipo de libertad de creación evoca una experiencia genuina. Aunque el proyecto está muy enfocado a la apariencia, también puede ser visto como un nuevo tipo de colaboración a utilizar para resolver problemas más importantes, aquellos que socavan nuestra idea estereotipada del lujo en los tiempos modernos.

Aunque la definición precisa del futuro del lujo no es evidente, el camino que lleva a ese concepto redefinido ya está trazado. Y una vez alcancemos esa condición remodelada, ¿continuará siendo apropiado el término «lujo»?

IMAGEN PRINCIPAL: Heimtextil 2019. Imagen © Ronald Smits