El renacimiento de la medina de Fez

La ciudad antigua se adapta al siglo XXI

Si crees que renovar una casa antigua es un trabajo complicado, imagina lo que supone poner al día una ciudad amurallada construida hace mil años y que desde hace un siglo no para de desmoronarse poco a poco.

La medina de Fez se fundó en 808 y es la medina peatonal más grande del mundo, una compleja y laberíntica maraña de giros, callejuelas oscuras y callejones lúgubres que parecen excavados bajo tierra. Declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1981, el gobierno de Marruecos creó en 1989 la ADER Fès (Agence pour la Dédensification et la Réhabilitation de la Médina de Fès) para adjudicar fondos destinados a proyectos para la conservación de la medina y su modo de vida único. En 1993 el proyecto para la rehabilitación de la medina de Fez se constituyó oficialmente con fondos iniciales provenientes del Banco Mundial.

«El reto principal es preservar la medina, rehabilitar su patrimonio y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes y la de los comerciantes y artesanos que trabajan ahí», declara Fouad Serrhini, director general de ADER Fès. «Y más allá de esto, debemos asegurar su continuidad como una joya del turismo cultural».

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LA MEDINA DE FEZ. © OMAR CHENNAFI

Esta misión ha ido ganando velocidad en los últimos veinticinco años. El proyecto reciente más importante, y ya finalizado, es la restauración de la biblioteca de Al Qarawiyyin, considerada la más antigua del mundo. La rehabilitación corrió a cargo de la arquitecta Aziza Chaouni y el objetivo del proyecto era preservar y renovar el edificio. «Como no teníamos ningún plano fue difícil imaginar cómo se habían llevado a cabo las numerosas rehabilitaciones a lo largo de los años y determinar qué elementos eran originales y cuáles se habían cambiado», dice Chaouni. «A veces era casi un trabajo de arqueología, pero fue muy gratificante descubrir la historia de este maravilloso edificio».

La rehabilitación consistió en recuperar el aspecto original del zellige (mosaico a base de trozos de azulejos), de las estanterías de madera de cedro y de la fantástica celosía. Inspirado en los mosaicos existentes, el nuevo mobiliario está a la espera de que la biblioteca abra al público. Además de devolver al edificio su aspecto inmaculado, Chaouni y su equipo integraron al proyecto elementos arquitectónicos sostenibles, como paneles solares y persianas digitales que protegieran los textos antiguos de la sala de lectura del abrasador calor del verano.

Además de este proyecto, otra obra ha conseguido también grandes progresos: Fanadik Fez es una iniciativa de ADER Fès y el ministerio de Artesanía que cuenta con fondos de Millennium Challenge Corporation. Hasta ahora se han gastado 85 millones de dólares en modernizar los famosos fondouks, que datan del siglo xiv y xv.

«Históricamente, los fondouks han sido lugares de intercambio y de comercio, un punto donde se encuentran la gente y las ideas», cuenta Rick Gaynor, asesor de estrategias sobre agricultura y territorio en el MCC. «La idea es que estos cuatro fondouks restaurados sean lugares donde se respete el patrimonio y la arquitectura antiguos de la medina y proporcionen a los artesanos espacios donde llevar a cabo su trabajo para responder a las demandas actuales del mercado».

Como parte de la nueva infraestructura, los patios empedrados y las azoteas almenadas de los fondouks aportarán a los artesanos espacios distribuidos en tres plantas equipados para la formación, la producción y la venta de artesanía, además de contar con cafés y librerías en los patios y un espacio expositivo en la cubierta.

Los fondouks Chemaine y Sbteriyine se convertirán en un centro cultural dedicado a la artesanía local de calidad. El fondouk Barka —anteriormente un barrio de esclavos en el que se traficaba con mujeres— se reconvertirá totalmente y se destinará a la educación y el empoderamiento de mujeres por medio de la creatividad artesanal. También contará con una guardería donde éstas podrán dejar a sus hijos.

«Nuestro objetivo es proporcionar una nueva dinámica socioeconómica y cultural en un contexto impregnado de historia y patrimonio», prosigue Fouad Serrhini. A pesar de que los fondouks se han modernizado con elementos como cámaras de seguridad y wifi, el aspecto y el ambiente se mantienen completamente fieles al original. Ahora solo hace falta que los artesanos se instalen.

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PLAZA LALLA YEDOUNNA. © OMAR CHENNAFI

Asimismo, Fanadik Fez celebró un concurso internacional de arquitectura para dar un aire más contemporáneo a la plaza Lalla Yeddouna. Este complejo urbano se extiende a ambos lados del Oued Al Jawahir, un río actualmente en proceso de limpieza y gentrificación, donde se han recuperado algunos de los paseos de la ribera en una parte de la ciudad antes muy oscura y húmeda.

El ganador del concurso fue Michel Mossessian, quien formó equipo con el arquitecto marroquí Yassir Khalil para reimaginar esta área y adaptarla a la vida del siglo xxi. Tres puentes conectan un complejo de varios edificios revestidos con teselas contemporáneas de formas geométricas y una cuidada combinación de colores —marrón y naranja en una de las fachadas, verde bosque y amarillo brillante en otra, rosados y morados en la tercera fachada—, donde se ubicará la sede del patrimonio artesanal de la ciudad. El objetivo es que se convierta en un prestigioso centro dedicado al nuevo diseño marroquí, a sus productos y a fomentar colaboraciones, y que atraiga a una dinámica combinación de creativos marroquíes e internacionales.

Con la vista puesta en el futuro, ADER Fès cuenta con un ambicioso programa para la medina de Fez entre ahora y el 2023, que incluye la rehabilitación y la modernización de mezquitas, monumentos, hammams, baños públicos, fuentes y el paisaje urbano en general.

«Preservar la medina de Fez es un reto singular porque no podemos convertir toda la ciudad en un museo», comenta la arquitecta iraquí Alaa Said, que organiza rutas arquitectónicas por la medina. «Una urbanización demasiado contemporánea podría destruir el carácter especial de la ciudad. Es clave que tanto los urbanistas como las autoridades nacionales encuentren el equilibrio y consigan aunar desarrollo y conservación para proporcionar un marco en el que la medina siga siendo una ciudad habitable para los locales, dotada de los servicios y los equipamientos necesarios».

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NIÑOS EN LA MEDINA DE FEZ. © OMAR CHENNAFI

Los programas de impacto social también jugarán un papel significativo en la evolución de la ciudad hacia un importante centro histórico con una infraestructura del siglo xxi. Asimismo, estos programas son vitales para atraer de nuevo a la clase media, que ha abandonado la medina para ir a vivir en bloques de apartamentos en la parte nueva de la ciudad. Sin embargo, así como la medina de Fez sigue avanzando en su forma única, tal como siempre ha hecho, se le augura un futuro brillante, mientras abandona literalmente la oscuridad para salir a la luz.