¿Es el espacio la nueva colonia mundial?

De la ciencia ficción a los marcos legales

Nuestro imaginario colectivo sobre la posibilidad de conquistar el espacio exterior y crear colonias espaciales ha sido alimentado durante décadas, incluso siglos, por libros, películas y cómics de ciencia ficción. La idea ganó popularidad a principios del siglo xx, con publicaciones como Amazing Stories, la primera revista de ciencia ficción que fundó Hugo Gernsback en los Estados Unidos. Mientras tanto en la Unión Soviética, ideas similares se remontan a 1908, año en que Aleksandr Aleksándrovich Bogdánov, filósofo, científico y revolucionario, publicó la novela de ciencia-ficción Estrella Roja, en la que se describe el establecimiento de un orden social ideal en Marte. En el libro, Leonid, el protagonista socialista de la novela, viaja a Marte en una nave espacial impulsada por un motor nuclear.

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AMAZING STORIES FUE LA PRIMERA REVISTA DE CIENCIA FICCIÓN, PUBLICADA EN ABRIL DE 1926 POR EXPERIMENTER PUBLISHING FUNDADA POR HUGO GERNSBACK. IMAGEN DE PULP COVERS

Con el paso del tiempo, confluyeron en un único objetivo la ficción, la ciencia, la tecnología, la economía y la política, hecho que condujo a la carrera espacial a la primera línea de la investigación científica a principios de la década de 1950. En noviembre de 1957, el perro Laika se convirtió en el primer animal que surcó el espacio, y se allanó de este modo el camino para el primer vuelo espacial tripulado. En abril de 1961, la URSS volvió a sorprender al mundo lanzando al primer astronauta, Yuri Gagarin, en órbita alrededor de la Tierra en una nave espacial llamada Vostok 1. A continuación, en mayo de 1969, Alan Shepard se convirtió en el primer astronauta americano que fue al espacio. El momento clave llegó con Apolo 11, la primera misión tripulada que aterrizó en la luna en julio de 1969.

Durante estos años de avances tecnológicos, los Estados Unidos y la Unión Soviética iniciaron conversaciones sobre el uso pacífico del espacio, y presentaron estas cuestiones a debate en las Naciones Unidas, que culminaron en el Comité para Usos Pacíficos del Espacio Exterior en 1959. Como resultado, 107 estados miembros firmaron en 1967 el Tratado sobre el Espacio Exterior, en el que este se establecía como un espacio comunitario internacional y en el que se prohibía a los estados reclamar su soberanía territorial.

Financiación del espacio exterior

Sin embargo, muchas cosas han cambiado en los últimos cincuenta años. Empresas privadas como Virgin Galactic, Mars One y SpaceX lideran ahora la investigación, comercialización e innovación tecnológica en el campo de la exploración espacial. Esta última empresa se ha convertido en la primera en lanzar un objeto –en este caso un coche tripulado por un maniquí llamado Starman­– en órbita alrededor del sol. Los arquitectos y fabricantes están uniendo fuerzas e inviertiendo tiempo y recursos para diseñar el asentamiento o colonia espacial perfecta. Las fuerzas militares, por su parte, están empezando a cuestionar los compromisos del tratado original; algunos gobiernos reclaman ese espacio como un territorio apto para la guerra, tal y como lo son el aire, el mar y la tierra. China se ha convertido en un nuevo jugador en la exploración espacial. Todos estos avances representan un reto creciente a la hora de definir las leyes que gobiernan el espacio, levantan una infinidad de cuestiones y convierten en obsoleto el tratado que se creó hace décadas. Como respuesta ante esta situación, acciones como el Woomera Manual tratan de esclarecer la ley internacional existente en lo referente a las operaciones espaciales militares; por otro lado, se han conseguido pequeños avances a la hora de definir los límites a la explotación comercial del espacio exterior.

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TRATADO DEL ESPACIO EXTERIOR. DOCUMENTO REDACTADO POR EL COMITÉ PARA USOS PACÍFICOS DEL ESPACIO EXTERIOR (13 DE DICIEMBRE DE 1958), REUNIDO PARA DEBATIR LOS ASPECTOS CIENTÍFICOS Y LEGALES DE LA EXPLORACIÓN Y EL USO DEL ESPACIO EXTERIOR. FUENTE: OFICINA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA ASUNTOS DEL ESPACIO EXTERIOR. 

‘Colonias espaciales’, sobre el lenguaje y sus detractores

Muchos de los retos a los que nos enfrentamos derivan no solo del lenguaje de las leyes establecidas, sino también del propio vocabulario –ampliamente influido por la literatura y el cine–, que ha dado forma a nuestra imagen sobre la colonización espacial. Un debate significativo gira alrededor del concepto de ‘colonias espaciales’. El colonialismo es el heredero de una larga historia de dominación por medio del control económico sobre las personas y sus territorios a través de la explotación de la mano de obra y los recursos naturales. En años recientes, varios grupos independientes, activistas y estudiosos han cuestionado las consecuencias de nuestro pasado colonial y centran sus esfuerzos para descolonizar un número de campos significativos, como instituciones de arte, centros educativos y políticas de estado. En este contexto, los avances científicos y tecnológicos no constituyen una excepción. Los estudiosos del espacio exterior argumentan que deberíamos evitar el uso de imaginería colonial y alusiones de este tipo al hablar sobre los asentamientos humanos espaciales y la exploración espacial.

Muchos de los retos a los que nos enfrentamos no tienen que ver solo con el lenguaje de las leyes establecidas, sino con el propio vocabulario -muy influenciado por la literatura y el cine- que ha dado forma a nuestras nociones de la colonización espacial.

Más allá del término ‘colonias espaciales’

El término ‘colonias espaciales’ –que hoy en día se sigue usando ampliamente– tiene también una larga historia. En 1975, el artículo Space Settlements: A Design Study de la Universidad de Stanford y Ames Research Center, expone que “la idea de la colonización espacial se remonta a los mitos y las leyendas de los tiempos antiguos, pero la primera alusión a una colonia espacial aparece en 1869 en la novela de Edward Everett Hale Brick Moon. En ella se describe cómo el establecimiento de una colonia en el espacio ocurrió por accidente”. Incluso si en la mayoría de estudios y escritos de ciencia ficción se referían a hábitats espaciales, existen también muchos ejemplos sobre por qué el término ‘colonias espaciales’ parecía encajar perfectamente con algunas de las ideas del momento. En 1950, A. C. Clarke mencionó la posibilidad de establecer una explotación minera en la Luna y de lanzar material lunar al espacio. Lo que puede ser interpretado como un relato inocente de ciencia ficción apoya la noción de la colonización simplemente porque usa el término minería, referido a una explotación económica extractiva. En septiembre de 1977, Stewart Brand publicó el libro Space Colonies – A CoEvolution, en el que el Dr. Gerard O’Neill argumentó que “una colonia, una vez establecida, sería autosostenible, y a sus habitantes se les pagaría principalmente mediante bienes y servicios producidos en la colonia”. Podemos ver que la imaginación tiene sus propios límites y que los mismos investigadores encargados de diseñar las tecnologías más avanzadas para habitar en el espacio son incapaces de imaginar un sistema económico y social diferente.

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RECREACIÓN ARTÍSTICA DE UNA POSIBLE COLONIA EN LA LUNA PRODUCIDA POR PAT RAWLINGS PARA LA NASA). IMAGEN: WIKIMEDIA COMMONS

Muchas personas coinciden. Caroline Haskins escribió que “el lenguaje del colonialismo se está introduciendo en el espacio exterior, gracias al dominio de los hombres de negocios y políticos blancos y adinerados”. Fred Scharmen, por su parte, declaró que “el término ‘colonia espacial’ debería ser desestimado”. Si las prácticas colonizadoras en nuestro planeta llevaron al desplazamiento entero de culturas y personas, a guerras, a la injusticia económica y a la destrucción medioambiental ¿no sería hora de cuestionarse por qué deberíamos usar el mismo concepto al hablar de los asentamientos en el espacio exterior?

Con el objetivo de descolonizar nuestras mentes, nuestros imaginarios colectivos y nuestros lenguajes compartidos al hablar de espacio exterior y de su posible ocupación, me gustaría recordar las palabras de Stewart Brand: “Cuando el universo queda patas arriba, tal como ocurre de vez en cuando en cualquier civilización, lo que se consigue es alteración y confusión, pero también se puede conseguir una nueva perspectiva –pública y personal– sobre los problemas antiguos”.

Imagen principal: Space Colony Art from the 1970s. La esfera Bernal es un diseño con un área habitable esférica. Imagen procedente de los archivos de la NASA