El futuro: ¿nómadas o replicantes?

Imaginando realidades

En 2004 no existían Facebook, WhatsApp, Instagram, Snapchat, Uber, Airbnb, Zoom, ni el iPhone y hoy muchos de estos instrumentos y servicios ya son de uso global y masivo y ocupan un rol cada vez más intenso en nuestras vidas.

Así, las tecnologías y sus recursos asociados avanzaron sobre los hábitos personales y colectivos de modo constante y junto a ello, la obligación de adaptarnos a sus prácticas, tanto que, durante la pandemia y derivado de ese espíritu de época, se pensaba, y no sin angustia, que la mitad de los empleos presenciales, profesionales o del comercio, del mundo iban a desaparecer en función de la aparición de un nuevo ciclo abrumadoramente digital. Según esas estadísticas más de 1,000 millones de personas perderían en el mundo sus trabajos tradicionales a raíz de la automatización, también hoy podríamos pensar que con las aplicaciones de las nuevas tecnologías en el futuro inmediato esos números podrían ser aún mayores.

En esa línea, Jensen Huang, el CEO de Nvidia en un discurso ante graduados universitarios, advirtió que la Inteligencia Artificial (IA) creará nuevos puestos de trabajo en áreas corporativas o en los espacios universitarios que antes no existían, entre otros, la ingeniería prompt, AI Factory ops e ingenieros de seguridad AI y que, como consecuencia de ello, habrá un excepcional cambio laboral en la actividad de programadores, diseñadores, artistas, vendedores y planificadores de fabricación. Cerrando su presentación a los estudiantes con una exigente invitación, «Rápidamente creen algo con la tecnología IA porque si no lo hacen se arriesgan a quedarse atrás. ¡Corran, no caminen!».

Un innovador clúster urbano universitario de inteligencia joven, UADE, Buenos Aires, 2023, Oficina Urbana/Roberto Converti, Fabio de Marco Arquitectos. Imagen © Oficina Urbana

Al respecto, en una reciente entrevista, Rebeca Hwang, quien nació en Seúl y vivió y creció en Buenos Aires y desde 2003 lidera proyectos en Silicon Valley y ha sido recientemente reconocida como una de las Jóvenes Líderes Globales del Foro Económico Mundial y una de las 35 Innovadores Globales menores de 35 años por el MIT Tech Review, explica que, «El mundo de la inteligencia artificial es hoy una revolución presente que amenaza con convertirse en uno de los mayores desafíos de la humanidad.» Dejando abierta la importancia y el desafío de ambas partes y sus consecuencias, al referirse al modelo de la educación social del futuro, «Como profesora, ya casi no valoro ni doy crédito por el conocimiento, pero sí por la narrativa, por cómo se toman las decisiones, por cómo se razona. De recopilar datos se encargan las máquinas».

Así, todo enunciado sobre el impacto promovido por los cambios tecnológicos pareciera predecir siempre un gran impacto de transformación sobre las costumbres culturales de la sociedad, el territorio y el lugar que ella ocupa. Un tema, siempre, muy difícil de vaticinar con exactitud.

A modo de ejemplo, Blade Runner, una película dirigida por Ridley Scott en 1982 que gira en torno a un grupo de seis replicantes, humanoides producidos por la ingeniería biológica, que se escapan de un planeta prisión hacia la Tierra para llegar a la Tyrell Corporation, la empresa que los creó, con el fin de modificar e incluso comprender su destino y existencia, transcurre en la ciudad de Los Ángeles en el año 2019.

Por lo tanto, el excepcional y complejo escenario predictivo donde ocurría el film creado desde la más inteligente ciencia ficción y que produjo en paralelo una notable disrupción sobre cómo imaginar la temporalidad y la forma del espacio urbano, arquitectónico y social del futuro, tenía fecha de existencia hace más de cuatro años atrás en el tiempo.

Arquitectura y educación universitaria, una influyente referencia social de la ciudad, UADE, Buenos Aires, 2023, Oficina Urbana/Roberto Converti, Fabio de Marco Arquitectos. Imagen © Oficina Urbana

La imaginación, sin ser exacta, seguramente puede anticipar otras realidades posibles. Es por ello que Blade Runner ha sido un hito visual influyente por su ambientación y por la descripción estética de una ciudad de atmósferas enrarecidas y en decadencia y por su visión ética ante la profecía del avance omnipresente de la ciencia y la tecnología en la existencia de personajes replicados o mutantes. Como tal un adelanto de los temas fundamentales del siglo XXI al crear un espacio escénico asociado al territorio, a las tecnologías y a la naturaleza futura de la humanidad.

Estos datos, publicados por The Economist, dan cuenta de un mundo nómada y en transformación. «El año pasado 1,2 millones de personas se mudaron a Gran Bretaña. En Australia, la migración neta es actualmente el doble de la tasa que se había registrado antes de la llegada del COVID-19. Se espera que casi 1,4 millones de personas se muden a los Estados Unidos este año. En 2022, la migración neta a Canadá fue más del doble en comparación con el récord anterior. En Alemania el índice fue incluso mayor que durante la crisis migratoria de 2015. En su intento por contrarrestar el impacto del envejecimiento poblacional, países como Japón y Corea del Sur miran mejor que antes a quienes llegan del exterior. El mundo desarrollado, en su conjunto, se encuentra en medio de un auge migratorio que no registra precedentes. La población de los países nacida en el extranjero crece más rápido que en cualquier otro momento de la historia. Los indicadores que muestra la economía pos-COVID aportan una gran parte de la explicación al fenómeno. El desempleo en los países del mundo desarrollado, de 4,8%, está en el nivel más bajo de las últimas décadas».

Seguramente, ante una información tan relevante, es imaginable suponer que las sociedades que dan un nuevo lugar a tantos inmigrantes, los inmigrantes en sus propias vidas e incluso las sociedades que los pierden, tendrán extraordinarios cambios de todo orden en el corto y largo plazo.

Ante ese escenario azaroso y en movimiento, en donde la vocación de colaboración, flexibilidad y bienestar pareciera ser un objetivo permanente en el deseo de redefinición, adaptación y organización de nuestras ciudades y comunidades e incluso en el diseño de nuestros lugares íntimos y del lugar donde se estudia o trabaja, pareciera interesante vincular esos ideales con las predicciones del CEO de Nvidia sobre la IA, con la valoración del conocimiento y las decisiones en la educación de Rebeca Hwang, con los viajeros replicantes a las atmósferas urbanas enrarecidas de Blade Runner y con los nómadas globales descriptos por The Economist y luego plantear la preguntaː ¿qué de todo ello nos hará diferentes?

Imagen principal: Nuevo edificio del campus universitario de la UADE en el área central de Buenos Aires, 2023, Oficina Urbana/Roberto Converti, Fabio de Marco Arquitectos. Imagen © Oficina Urbana