Instantáneas arquitectónicas de la memoria

La fotografía juega un papel esencial en la comprensión de la arquitectura

Fotografía y arquitectura tienen una relación directa y estrecha ya desde antes que la fotografía existiera como tal. En efecto, la representación de la realidad arranca desde el origen de la humanidad, pero es en el Renacimiento cuando Filippo Brunelleschi realiza una serie de estudios y experimentos que le permiten desarrollar el método matemático y gráfico de la perspectiva lineal. Es a partir de ese momento que los pintores adoptaron este método que permite establecer relaciones dentro de la escena de una pintura, tal como ocurre en la realidad.

A partir del siglo XVI se construyen cámaras oscuras portátiles que permiten a los pintores ayudarse en la elaboración de sus pinturas. Si bien no era posible fijar la imagen, sí que se podía “calcar” o copiar la realidad de forma manual pero precisa.

La perspectiva y la cámara oscura son técnicas que al llegar la fotografía conforman una manera específica de ver la ciudad y la arquitectura condicionada por esas técnicas. Dentro de esta evolución histórica se puede decir que la fotografía se inventó en el momento en que se pudo fijar una imagen. Y esto lo consigue Nicéphore Niépce a principios del siglo XIX con la primera imagen fotográfica que obtiene. La fotografía en sí, titulada “Pigeon House and Barn 1827” muestra un fragmento de arquitectura y además de ser la primera fotografía es la primera fotografía de arquitectura.

Desde ese primer momento la fotografía de arquitectura tiene el objetivo de documentar la ciudad y los edificios. A nivel técnico el control de la perspectiva se resuelve con las cámaras de placas, y con la llegada de las cámaras réflex con los objetivos descentrables. Pero con la conversión y evolución digital hay fotógrafos que realizan la corrección de perspectiva mediante software.

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VENTANAS DE UN EDIFICIO. © NICANOR GARCÍA

Más allá de la técnica, la fotografía de arquitectura se va desarrollando y coge valor como herramienta de difusión de la arquitectura. Este proceso arranca en las primeras décadas del siglo XX y llega a su auge en los años 50 y 60. La relación entre arquitecto y fotógrafo se hace estrecha a la hora de explicar la arquitectura. El arquitecto recurre siempre al mismo fotógrafo formando un tándem que culmina con unas fotografías que reflejan fielmente lo que era el proyecto arquitectónico. Algunos pocos ejemplos de esta relación intensa entre arquitecto y fotógrafo son Eero Saarinen y Ezra Stoller, las Case Study Houses y Julius Shulman, Le Corbusier y Lucien Hervé… La difusión de esta obra encuentra canales de distribución en revistas especializadas y libros que construyen la imagen de una arquitectura que se extiende por todo el mundo. Este esquema evoluciona hasta finales de los años 90 con diferentes nombres y diferentes evoluciones de aquella arquitectura “universal” derivada de las vanguardias de principios del siglo XX. Primero arquitectura moderna, luego estilo internacional, que se diluye en diferentes estilos arquitectónicos a partir de finales de los 70.

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CASA VICENS DE BARCELONA. © NICANOR GARCÍA

Este ecosistema potencia los iconos arquitectónicos haciendo que la memoria de la arquitectura sea muy clara y precisa a lo largo de los años. Un caso significativo es el del Pabellón Alemán para la Exposición Internacional de 1929 en Barcelona, realizado por Mies Van Der Rohe. El pabellón se desmontó al finalizar la exposición, pero su memoria perduró como si siguiera construido, siendo uno de los edificios más referenciados en los ámbitos de estudio de la arquitectura. Gracias a esas fotos, y un trabajo profundo de investigación, en 1986 el pabellón se reconstruyó físicamente en el mismo lugar donde estuvo situado décadas antes. Otro caso actual en que las fotografías han permitido la rehabilitación de la arquitectura es el de la Casa Vicens, de Antonio Gaudí. Gracias a ellas se ha podido reconstruir con fidelidad el carácter y partes del edificio como el porche de la planta primera durante los trabajos de rehabilitación realizados por José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres.

Desde el cambio digital, iniciado en la década de los noventa y en el que todavía estamos sumergidos, este panorama ha cambiado sustancialmente.

La cámara fotográfica se ha convertido en una herramienta accesible que cualquiera puede utilizar. Esto rompe el antiguo esquema y aunque el fotógrafo “de cabecera” sigue existiendo, muchos otros fotógrafos realizan reportajes de los mismos edificios sin la supervisión del arquitecto. Así mismo los usuarios finales, que antes solo eran observadores, ahora dan su punto de vista con sus fotografías a través de blogs y redes sociales. Muchas revistas solo tienen versión digital o son nativas digitales. Blogs y redes sociales se han convertido en potentes canales de difusión de la arquitectura y muestran lo que cualquiera haya fotografiado si es de interés de una manera inmediata.

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FOTOGRAFÍA DE ARQUITECTURA. © NICANOR GARCÍA

Aunque esto haría pensar que la documentación de la arquitectura sería más rica y diversa, curiosamente la multitud de posibles fotógrafos recurre a puntos de vista similares, que a base de repetirse constituyen los nuevos iconos de lo que la memoria dejará constancia. Esta inteligencia colectiva se suma al desarrollo de la inteligencia artificial en todos los nuevos softwares y dispositivos, siendo lo que está marcando este intenso momento de cambio. A pesar del efecto homogeneizador que podría llevarnos esta evolución, la memoria colectiva queda compensada por una inmensa creatividad a la que cada uno de nosotros podemos contribuir.