Recetas urbanas para una ciudad más justa

Sobre el derecho a la ciudad o como autoconstruir tu entorno

¿Alguno de vosotros se ha leído o conoce la ley de Participación Ciudadana de su país o región? Probablemente no.

Pues ahí comienza el problema, y es que normalmente la ciudadanía más preparada, no suele saber nada de estas cuestiones. Se habla mucho de derechos pero no se conoce realmente qué mecanismos existen para intervenir en el proceso de diseño, construcción y gestión de su entorno urbano. Supongo que piensan que es cosa de arquitectos, y es aquí donde me sitúo, pero de manera radicalmente distinta al ejercicio convencional.

Muchos estudios profesionales se presentan a concursos para construir ciudad en los que ya viene pre-diseñado el uso, el volumen, la ubicación, el presupuesto y el contexto político en el que se propone. Ya está casi todo decidido, sólo falta que se peleen los arquitectos para ver si en ese momento está más de moda los volúmenes complejos, las formas fluidas o los pepinos pixelados.

Esto no es una renuncia a la pelea; la ciudad, ya sabemos, es un producto mercantilizado, y generador de diferencias sociales que requiere una lucha constante hacia la igualdad. Pero sí es plantear otras estrategias incluso desde la administración, para hacer una ciudad más justa.

Me interesan especialmente las experiencias que se han generado desde la auto-organización, aquellas que han suplantando al estado porque en ese momento de necesidad no daban soluciones, aunque finalmente terminen colaborando.

Buenas prácticas de diseño cooperativo

Las cooperativas de Ayuda Mutua de Uruguay, una organización social para construir vivienda y equipamiento comunitario, es quizás la más eficaz que he conocido. Con 50 años de vida, hace sentir orgullosas a esas familias o personas que formaron parte de la cooperativa, quienes autoconstruyeron su propia vivienda, comunidad y vecindario. Es curioso que este modelo ha sido seguido y alabado por muchos otros países, incluido en lugares tan lejanos como Suecia, donde similarmente en los años 70 los parques infantiles autoconstruidos daban un valor a la creatividad infantil, pero que actualmente su diseño está más supeditado al cumplimiento de una normativa feroz.

Mis más de 20 años de intervenciones y construcciones arquitectónicas y sociales han consistido en acciones rápidas, inmediatas y necesarias para reivindicar algo o dar una pequeña solución a un problema. Me han entrenado para las grandes peleas de largo recorrido. Desde ocupaciones de solares, viviendas en azoteas, trabajos con contenedores, cabinas telefónicas ilegales, corte de hormigón para plantaciones, jardines espontáneos … hasta la autoconstrucción de escuelas, equipamientos sociales y viviendas.

Me interesan especialmente las experiencias que se han generado desde la auto-organización, aquellas que han suplantando al estado porque en ese momento de necesidad no daban soluciones, aunque finalmente terminen colaborando.

Buenas prácticas de diseño cooperativo

Las cooperativas de Ayuda Mutua de Uruguay, una organización social para construir vivienda y equipamiento comunitario, es quizás la más eficaz que he conocido. Con 50 años de vida, hace sentir orgullosas a esas familias o personas que formaron parte de la cooperativa, quienes autoconstruyeron su propia vivienda, comunidad y vecindario. Es curioso que este modelo ha sido seguido y alabado por muchos otros países, incluido en lugares tan lejanos como Suecia, donde similarmente en los años 70 los parques infantiles autoconstruidos daban un valor a la creatividad infantil, pero que actualmente su diseño está más supeditado al cumplimiento de una normativa feroz.

Mis más de 20 años de intervenciones y construcciones arquitectónicas y sociales han consistido en acciones rápidas, inmediatas y necesarias para reivindicar algo o dar una pequeña solución a un problema. Me han entrenado para las grandes peleas de largo recorrido. Desde ocupaciones de solares, viviendas en azoteas, trabajos con contenedores, cabinas telefónicas ilegales, corte de hormigón para plantaciones, jardines espontáneos … hasta la autoconstrucción de escuelas, equipamientos sociales y viviendas.

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CONSTRUCCIÓN DEL CENTRO SOCIOCOMUNITARIO DE CAÑADA REAL DISEÑADO POR RECETAS URBANAS©RECETAS URBANAS

Tres estrategias de intervención

Se puede decir que existen tres estrategias de intervención. Una es la práctica de arquitectura alegal en la cual se desarrolla un proyecto gracias a un vacío legal -una ausencia de reglamento o la falta de definición exacta dentro de un marco jurídico. Esto puede incentivar el cambio legal para su posterior legalidad y la creación de un mejor soporte jurídico, o servir como situación transitoria.

La versión menos elegante pero muchas veces más eficiente es la arquitectura ilegal. Con esta estrategia, los proyectos asumen directamente la ilegalidad por no estar contemplados dentro de la ley ciertas necesidades o ciertos cambios demandados por comunidades. Puede considerarse un acto de desobediencia civil o simplemente una solución de emergencia frente a una necesidad que no puede esperar a los tiempos de la administración o al cambio legal, y que pone en juego la estabilidad de una comunidad.

La tercera vía, es la de la arquitectura legal, que hemos intentado cumplir innumerables veces.

Es el caso de nuestro último proyecto, del que hablo a continuación, situado en un asentamiento informal y con una situación legalizable muy compleja.

El caso de Cañada Real

Para que se vea que somos capaces de hacer una excepción, la propuesta venía de un concurso público, en este caso para hacer el Centro Sociocomunitario Intercultural de Cañada Real. Este equipamiento, fruto de un pacto territorial entre la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, que se unen por la emergencia que supone la intervención en Cañada, se plantea resolverlo con un concurso público que fracasó en dos ocasiones. A la tercera, y con un pliego técnico de contratación sin apenas cláusulas sociales, nuestro estudio Recetas Urbanas se presentó con la experiencia y la ilusión de involucrar y cuidar al mayor número de usuarios directos e indirectos de este nuevo equipamiento social

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PROYECTO DE RECETAS URBANAS PARA EL CENTRO SOCIOCOMUNITARIO DE CAÑADA REAL© RECETAS URBANAS

En sólo cinco meses, más de 1200 personas -entre ellas 600 menores, 17 entidades sociales, un centro penitenciario y tres universidades- se involucraron para autoconstruir el centro, un hecho fruto del esfuerzo y experiencia del estudio que ha trabajado durante 15 años de manera directa con colectivos marginados. Además, todas las cláusulas sociales que esta metodología implementa (como prácticas de apoyo e inclusión social a minorías, etc.) y que insisto, no venían en el pliego técnico, lo hace mucho más sorprendente y arriesgado.

Es por ello que seguimos recordando a las cambiantes administraciones que siempre estarán limitadas para trabajar con toda la diferencia humana que llenan y viven las ciudades. Nuestra postura profesional y política residirá en solucionar problemas que normalmente nos vienen de las comunidades no atendidas, pero por supuesto, también nos relacionaremos con las instituciones para mejorar las normativas y herramientas públicas para hacer ciudad.

IMAGEN PRINCIPAL: Centro sociocomunitario de Cañada Real, diseñado por Recetas Urbanas© Recetas Urbanas