Senior Cohousing

La revolución de lo común en la vivienda para mayores

La soledad es una epidemia en el siglo XXI dice la OMS. Y es cierto, cada vez vivimos más tiempo y supuestamente estamos más conectados, pero también es una realidad que cada vez nos encontramos y sentimos más solos, sobre todo las personas mayores, pero no solo en España, un 9% de la población sufre de soledad no deseada, soledad social y soledad emocional.

La tendencia en el siglo XX, marcada por un neoliberalismo feroz, ha sido la búsqueda de la libertad individual por encima de cualquier otra cosa, un individualismo exacerbado que ha llegado a construir un paradigma de individualidades hiperconectadas. El paso de las sociedades relativamente colectivistas a unas más individualistas, ligado a la emigración del pueblo a la ciudad, ha afectado notablemente a la manera en la que nos relacionamos, desmontado las estructuras sociales establecidas en las comunidades de vecinos y barrios; y con ello, todos los cuidados asociados. La comunidad de vecinos en la ciudad se ha convertido en algo puramente residual e incómodo. Hoy en día ya no es normal pedirle sal a un vecino o vecina si se nos ha terminado, preferimos esperar, comer ese día sin sal y al día siguiente ir a comprar al súper de la esquina.

La revolución de lo común

Parece que algo está cambiando últimamente, es como si hubiésemos tocado fondo en el extremo del individualismo y ahora estuviéramos dándonos cuenta del problema y empezando a tomar medidas. En el año 2009, le dieron el premio Nobel de Economía a Elionor Ostrom, la primera vez en la historia que se lo dan a una mujer por su trabajo de investigación sobre los bienes comunes gestionados por diferentes sociedades a lo largo de la historia.

En estos 10 años, no han parado de darse publicaciones y debates sobre lo común, libros como Común: ensayo sobre la revolución del S.XXI, de Pierre Chistian Laval y Pierre Dardot o  Pensar desde los comunes, de David Boiler. E incluso La civilización empática, de Jeremy Rifkin, donde apela directamente a la condición humana de la empatía a través de diferentes experiencias e investigaciones científicas basadas en las neuronas espejo. Esto ha provocado el desarrollo de conceptos como el «procomún» como modelo de gobernanza para el bien común. Este concepto defiende una manera de producir y gestionar en comunidad bienes y recursos, tangibles e intangibles, que nos pertenecen a todos. O mejor dicho, que no pertenecen a nadie.

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Entrepatios Las Carolinas, cohousing en Madrid, diseñado de una forma participativa y colaborativa entre los integrantes de los pisos y sAtt Arquitectos. Foto sAtt Arquitectos

Con estos conceptos aparece la tecnología e internet como facilitadora de conectividad y gestión de lo común. Entramos en un contexto de cultura colaborativa donde se produce un resurgir de lo común como un espacio a reconquistar entre lo privado y lo público. En este contexto aparece el coworking, cohousing, coliving … «coeverything».

Por ejemplo, resurge el autostop en forma de Blablacar. La tecnología ha hecho posible ponerle una capa de seguridad colectiva y de gestión práctica, ya no tienes que estar con el dedo en la carretera dos horas y no saber quién compartirá contigo su vehículo. Ahora, con esta aplicación eliges quién te lleva gracias a lo que opina la gente de él o ella, y también sabes dónde y cuándo comenzará exactamente el viaje. En otro sector, el de la vecindad, surgen aplicaciones como tienes-sal.es, una herramienta para generar conectividad y sinergias entre los vecinos y vecinas de un barrio.

Lo común en la vivienda de mayores

Una de las cosas que más me impactaron al conocer a la comunidad que creó el senior cohousing de Trabensol fue entender su propósito, su visión, su tenacidad y clarividencia. Y esto se puede resumir en una frase que recibí como un regalo: «Cuando la sociedad te ha desahuciado y parece que ya no sirves, la decisión de montar un senior cohousing entre un grupo de amigos supuso tener un proyecto de vida, iniciar con toda la ilusión una nueva etapa, soñar un proyecto, cuando parecía que ya no servías casi ni para soñar».

Es una etapa en la vida donde parece que ya has cumplido, cuando tras trabajar toda tu vida es el momento de retirarte. Y, sin embargo, esta sociedad por la que tanto has luchado te “premia” con un desahucio de actividad: ya no vales. En este contexto es donde la soledad no elegida se hace fuerte y afecta a una gran parte de las mayores.

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Entrepatios Las Carolinas, cohousing en Madrid, espacios comunes, obra de sAtt Arquitectos. Imagen sAtt Arquitectos

Existen dos factores fundamentales para que estos proyectos puedan ocurrir, por un lado una arquitectura que posibilite la construcción de comunidad y de cuidados; y, en segundo lugar, un grupo de personas proactivas y empoderadas que sean capaces de co-liderar estos proyectos.

La ciudad es el mayor escenario para producir soledad pero también el terreno de juego donde construir nuevas realidades. La arquitectura y el urbanismo tienen que concebir una relación entre lo privado y lo común donde se construya un espacio que permita proporcionar ayudas y cuidados personalizados. En la escala de ciudad, tenemos la «supermanzana de los cuidados», como una extensión del proyecto de movilidad de Salvador Rueda en Barcelona. Y en la escala de arquitectura, tenemos los diferentes casos de cohousing intergeneracional o senior cohousing que tenemos por España.

La incorporación de lo común en la ciudad y en la arquitectura rescata la triple relación necesaria en las sociedades, la relación entre el yo, el nosotros y el todos; lo privado, lo común y lo público, poniendo especial énfasis en lo común como paradigma de los cuidados.

Imagen principal: Entrepatios Las Carolinas, cohousing en Madrid, espacios comunes, obra de sAtt Arquitectos. Imagen sAtt Arquitectos