El lujo para el 99%

La privacidad es el mayor lujo

Los mayores lujos de hoy en día son la privacidad, la seguridad y el control sobre nuestro tiempo. Esta idea puede parecer de sentido común, pero deberíamos recordar que hace solo cien años no habría sido entendida por los lectores: los lujos no eran vistos como conceptos abstractos o derechos humanos básicos. El sentido original del lujo (válido hasta hace muy poco tiempo) se basaba en la suntuosidad y la extravagancia. El lujo era una muestra de riqueza. Era algo innecesario, algo superfluo, algo que no necesitabas, pero que era agradable de poseer. Los lujos eran principalmente objetos tangibles, incluyendo productos, bienes y algunos espacios: por ejemplo, mobiliario sofisticado, perfumes, vinos, especias o palacios, grandes villas y jardines. Sin embargo, esta definición técnica del lujo como exceso destinado al consumo no tiene en consideración su otro significado: la escasez. Los lujos son excepcionales, porque la humanidad no tiene la capacidad de crear excedentes ilimitados.

Una de las acepciones de lujo es la opulencia; una exhibición social de riqueza y poder basada en el puro placer. El lujo también hace alusión a la rareza: la exclusividad y elitismo basados en el acceso privado. Hoy en día, estas dos definiciones están en constante oposición. Es en el mundo de la moda donde esto resulta más obvio, ya que el lujo puede significar un coste material y a la vez, un despliegue publicitario inmaterial. Por 3.000€ puedes comprar un bolso de piel español producido de manera industrial (y de gran calidad) o puedes adquirir una camiseta de algodón japonesa de edición limitada.

El impacto de la austeridad

Este ejemplo nos muestra por qué la definición de lujo está transformándose, lo cual tiene que ver con la creciente tasa de desigualdad social a nivel global.  Este proceso comenzó a finales de la década de los 70, pero se aceleró después de 2008. Las políticas gubernamentales de austeridad, unidas a las políticas fiscales como la flexibilización cuantitativa (que consiste básicamente en imprimir dinero nuevo y entregarlo gratuitamente a los bancos) han tenido como consecuencia que la crisis financiera global haya representado la mayor transferencia de riqueza estatal de la historia a una pequeña élite.

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PROYECTO LUX AETERNA. IMAGEN JACK SELF

Los más ricos se enriquecen aún más, mientras que los más pobres pierden toda esperanza de mejorar su situación. En consecuencia, para una clase de personas (el 1%), el lujo sigue siendo opulencia. Hay tanta concentración de dinero en esta clase que literalmente no saben en qué gastarlo. Les animo a que investiguen la hiperacumulación y sus efectos sobre el mercado de valores. Al mismo tiempo, la otra clase de personas (el 99%) no puede competir económicamente con este 1% por este tipo de lujo y ha intentado desarrollar un tipo de lujo de «capital cultural». La estrategia de este 99% es no centrarse en el coste, sino en el secreto, la rareza, la información privilegiada, los grupos sociales elitistas, etc. Mi interés se centra en el lujo de esta segunda clase (aunque sigo teniendo una cierta envidia secreta del despilfarro, como sé que está fuera de mi alcance considero que no es relevante).

La santidad del espacio doméstico

¿Dónde puedo encontrar este tipo de libertad hoy en día? Como arquitecto, estoy obsesionado con el espacio doméstico. Dado que la sociedad surge de la suma de sus familias creo que un cuidado diseño del hogar puede potenciar la libertad e igualdad con carácter general. Para ilustrar este punto, imaginemos que no tuviéramos que pagar nunca más por una vivienda, y que disfrutáramos de un espacio apropiado y de calidad. Esto cambiaría de forma radical nuestra forma de afrontar nuestro día a día y nuestra vida, la manera de relacionarnos y por tanto los valores de la civilización.

Dentro de nuestro hogar, el mayor espacio de libertad es sin duda el cuarto de baño. Fue el primer espacio de privacidad para el individuo, tanto desde el punto de vista técnico como cultural. Y esto es así porque el cuarto de baño fue la primera estancia de la casa en tener cerradura en la puerta. Es literalmente un lugar de soledad. Las actitudes sociales hacia las abluciones y las funciones corporales lo transforman en un espacio cuyas actividades rara vez se mencionan. Si vamos al cuarto de baño, nadie nos preguntará lo que vamos a hacer allí. Esto ha convertido el cuarto de baño —y muy especialmente el cuarto de baño familiar— en un refugio único frente a las presiones de la dinámica del poder familiar. Estar en el cuarto de baño implica no ser observado. Durante muchos años, no era posible llevar aparatos electrónicos al cuarto de baño (las televisiones y los secadores tenían que ser manejados con sumo cuidado). Desgraciadamente, los fabricantes de teléfonos móviles han trabajado muy duro para impermeabilizar sus dispositivos precisamente por esta razón. Esto ha minado en gran manera la santidad del cuarto de baño, como un espacio más allá de las métricas y el seguimiento de las redes sociales o la telefonía.

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PROYECTO LUX AETERNA. IMAGEN JACK SELF

En la actualidad, definir el lujo dentro del hogar requiere la redefinición del cuarto de baño, no solo como el espacio húmedo más importante, sino también como la estancia privada de mayor relevancia.  Por ejemplo, ¿qué consecuencias tendría convertir el baño en el mayor espacio de toda la casa? ¿Qué ocurriría si comenzara a absorber mobiliario de otras estancias, como un escritorio o un diván? El famoso arquitecto modernista alemán Mies van der Rohe colocó una cama en su cuarto de baño en Berlín, para así poder utilizar su apartamento como oficina de manera más efectiva. Él comprendió claramente la relación entre la privacidad del sueño y la higiene.  ¿Cómo cambiarían nuestras vidas si bloqueáramos a propósito la cobertura móvil en el baño, reinstaurando el ansiado aislamiento? Existen muchas otras opciones radicales.

Si los mayores lujos de hoy en día son en verdad la privacidad, la seguridad y el control sobre nuestro tiempo, esto es así porque la esencia del lujo ha cambiado desde la opulencia hasta la búsqueda de cualidades raras y excepcionales. La libertad es escasa, aunque esto se olvida fácilmente al sumergirnos en el cálido abrazo de una buena bañera.

IMAGEN PRINCIPAL: Proyecto, Lux Aeterna, Jack Self, 2018. Retiro veraniego del artista en el sur de Inglaterra. Diseñado utilizando el número plástico, los espacios no tienen funciones definidas, solo diferentes grados de luz, materialidad y amplitud. Los servicios se reducen a la electricidad y el agua fría y todo el mobiliario (incluyendo la bañera y la cama) es ligero y móvil. Imagen Jack Self